Con esta nueva intervención teatral, Jean-Luc Courcoult, autor, director y fundador de la compañía, continúa su aventura poética. "El llamado de la Selva" de Jack London guió esta situación imaginaria que muestra a unos exploradores, instalados en el tejado de un edificio, la plaza Mendes France, que verán cómo su día a día se sincroniza con los vientos violentos y la brisa glacial.
Las vacaciones de invierno de Monsieur Bourgogne
"Las vacaciones de invierno de Monsieur Bourgogne" es una situación imaginaria que se presenta en el proyecto del Gran Bellevue, del 22 de febrero al 5 de marzo de 2022.
Cuando me desperté esta mañana en mi bolsa de dormir, mi tienda había desaparecido. El viento rugía con tanta fuerza que me tiraba las orejas contra las mejillas. Me quedé así, arropado, calentito bajo el edredón. Por la mañana, rompió la tempestad. Asomé la cabeza como un caracol de su concha y vi el mundo en blanco: alrededor, las montañas se habían convertido en gigantescos icebergs.
Mientras estaba de pie, vi venir hacia mí un iglú en un gran trineo, tirado por 3 perros. Los perros se pararon cerca de mí, y uno de ellos se acercó a mí para decirme (¡hablando!): - Te tomarás una taza de chocolate caliente con nosotros, ¿no? Dicho esto, los otros dos se pusieron amablemente delante de la entrada de la casa para invitarme a entrar... Así que entré.
El piso era más grande de lo que había imaginado: de repente se convirtió casi en una pequeña carpa de circo; pero la mesa, las sillas, el sofá y todos los muebles eran de vidrio transparente. Una niña puso un bloque de hielo y luego vertió chocolate caliente derritiendo lentamente la taza en humo. Lo bebí mientras miraba a la gente envuelta en pieles. Fueron tan amables que me regalaron ropa contra el frío...
Al salir, los perros se habían congelado como estatuas de cerámica de porcelana. Uno estaba sentado, el otro de pie, y el tercero estaba tumbado. Luego se deslizaron por las pendientes como pingüinos sobre sus barrigas. Siguiéndolos, descubrí una cabaña teleférica sobre la banquisa, tan roja como mi Fiat 500. Subí. Cientos de flamencos rosas desde arriba colgaron cuerdas para elevarme al cielo. Volé a través de las nubes...
Luego me dejaron en el mismo lugar donde estaba aparcado mi Fiat el año pasado, en el muro frente al mercado de Bellevue. Los dedos de mis pies, excitados, se alargaban de placer. Al salir de la cabina, vi : un iglú, un trineo cargado, una antena meteorológica, perros de porcelana congelados y, entre los silenciosos copos, gente muy ocupada.
Y me di cuenta de que este era mi campamento de invierno en el tejado de Bellevue. Estaba tan feliz: las ardillas me salían por las orejas, dando volteretas. Monsieur Bourgogne
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