Royal de Luxe desarrolla otro concepto de relación con el espectador. Cada ventana tiene su propia y simple historia basada en las emociones de la vida.
La rebelión de los maniquíes
"La rebelión de los maniquíes" es una nueva propuesta de espectáculo de calle, creada para el vigésimo aniversario del Instituto Internacional de Títeres de Charleville-Mézières.
El primer maniquí fue encontrado y llevado a la ciudad de Londres en 1750 por Lord Baker, en tiempos en que navegaba por el Pacífico en busca de buques corsarios franceses.
Mientras hacía escala en una isla desconocida, fue testigo del naufragio de un barco. Ningún ser humano a la vista, pero la presencia de un cuerpo inhabitado que flotaba cerca de los restos del buque : se trataba de un torso femenino de ancho pecho, de mimbre.
De regreso en Inglaterra, presentó su hallazgo a la reina, pero los consejeros abrumados por las consecuencias probablemente negativas de esta figura en la población se apuraron en esconderla en una celda de un castillo francés.
Cien años más tarde, la emperatriz Eugenia, curiosa e innovadora, sacó la figura del sótano del castillo. El objeto, en un estado deplorable, le fue encargado a Monseñor Alexis Lavygne, inventor de la cinta métrica flexible y sastre de la emperatriz. Lo rellenó de tela y lo recubrió de cuero, hizo de él un ser casi vivo capaz de llevar ropa.
En 1900, un holandés muy poco conocido desarrolló la producción en serie de maniquíes anatómicos, que tuvo un enorme éxito en la exposición universal. Pero este mismo holandés, víctima de la locura, pues afirmaba que lágrimas corrían a veces en el rostro de sus criaturas, se quitó la vida algunos meses después. Para él, sin duda alguna, estos maniquíes eran prisioneros dentro de su caparazón.
La empresa Segrel y Stockman ideó en 1925 un procedimiento revolucionario de reproducción. Los maniquíes se multiplicaron, dando muestra de una notable capacidad de adaptación, utilizando los materiales recién inventados. En aquella época, un grupo de filósofos planteó la tesis de la probable existencia de una emoción en estos maniquíes sofisticados.
Un testigo decretó que había visto de noche a uno de ellos atravesar las vitrinas sin dañarlas y pasearse de tienda en tienda. A partir de entonces, todo se precipitó : los grandes almacenes acallaron los rumores sobre el existencialismo de estos individuos de plástico y los colonizaron.
Empezó entonces la aventura inhumana de la explotación de los maniquíes por el hombre.
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