En el marco de la cumbre de la francofonía en Dakar en noviembre de 2014, el Instituto Francés de Dakar invitó a Royal de Luxe a pensar en una creación. Entonces, la compañía decidió tejer una especie de telaraña que uniera los diferentes barrios de la ciudad, para reunirlos en un evento final único en una plaza del centro de la ciudad. Este espectáculo, que es a la vez social y poético, seguirá siendo profundamente humorístico para los habitantes de Dakar.
Dakar Dakar
El último llegado del último París-Dakar
Mi moto dio un salto de cinco metros hacia la cima de la duna y me encontré con la nariz en el polvo. Horquilla rota, brújula destrozada, mi artefacto no era nada más que una ruina tumbada como si fuera un caballo muerto subiendo la colina, me mareé. Hasta el horizonte, estaba en medio de un océano de arena cuyas olas fijadas en el inmovilismo daban la sensación de una tormenta en una fotografía colgada en la pared.
Solo como un grano de arena en la cuna de la humanidad, desmonté el motor que había arreglado con cuidado durante más de tres años. Con cinchas, lo enganché a la espalda y la cabeza inclinada por el esfuerzo, empecé el principio de una larga marcha hacia lo desconocido. Era el París Dakar 2007.
Sólo pensaba que pisaba la tierra de África y que con sus brazos de gigantes me recogería. El tiempo pasaba hasta que vi una manada de elefantes con palmeras levantadas en el cráneo, jirafas tan grandes que comían pedazos de nubes, camellos llenos de amapolas en la espalda o pequeños niños negros con pies palmeados como si fueran rañas que saltaban para besarme – pero solo era un espejismo.
Tengo que decir que durante mi periplo, acabé por encontrar numerosas familias que me acogieron como si fuera un hermano.
Había perdido la memoria, y cuando me veían, no dejaba a nadie que tocase mi motor. Las únicas palabras que salían de mis labios resquebrajados eran DAKAR DAKAR DAKAR…
Muy bueno en mecánica, encontraba aquí y allí trabajos ocasionales. Hasta el día en que al fondo de un patio, descubrí una bañera, y no pude decir por qué, había por fin encontrado la carrocería de mi nuevo vehículo. ¡Es verdad, qué hay de más cómodo que una bañera llena de agua para atravesar el desierto!
Y volví a la carrera, atravesando pueblos, seguido por centenas de bicicletas en que las carcajadas me daban una fuerza de rinoceronte con una ternura invencible.
En esta carrera, recuperé la memoria para encontrar mi camino. Pronto era aplaudido y la gente me esperaba en el camino hacía Dakar. Si, llegué tarde, pero ¿y qué? Pero había aprendido que también se puede viajar sin moverse, y fue precisamente entonces cuando se me metió en la cabeza la idea del DAKAR-DAKAR en bicicleta estática. Iba a organizar la primera carrera ciclista que pudiera circunnavegar SENEGAL sin moverse.
© Jean-Luc COURCOULT, Autor, director - Fundador de Royal de Luxe
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